"Vamos, rápido... Todos aquí, sentados en el suelo", vocifera un hombre de mediana edad con acento claramente correntino a un contingente de adolescentes alborotadísimos por las luces, el tráfico y el generoso desborde visual a su alrededor. Los observo sin detenerme, me sonrío amable y continúo mi marcha. Mi destino, ya a pocos metros: la ribera del río. La noche, cálida y por demás húmeda, guarda una luminosidad escasa. En lo alto, hacia el occidente, se deja contemplar el velo en cuarto creciente de una luna femeninamente discreta, sugerente. Llevo la mirada al frente. Una fina bruma resplandece pálida y desdibuja hacia adelante el horizonte, sumiéndolo en los abismos de una negrura que impone silencio. Cielo y tierra se funden en un tercer espacio inconcreto, tal vez, inexistente. Siento algo que me llama, que me convoca desde la pardura misma de las aguas. Una fascinación que no comprendo se libera en mi torrente y me invita a caminarlas con este sentir mío sediento de la mística belleza que de ellas emana.
Es este fugaz instante un caleidoscopio de lo eterno, acaso el susurro de un Universo que, ante mí, así se revela en su inmensidad...











Las tengo en frente mío. Las estoy mirando justo ahora. Son... priMORosAs: seis blancas, cinco de un color... indefinible, tres fucsias y catorce corazones palpitando en un amarillo radiante. Sentada en el suelo, serena, las contemplo en la soledad del silencio mientras pienso... "es simple el... AMOR, esa fuerza abundante, incontenible y poderosa, sustento de Vida, que, tiñendo de mil matices la condición humana, se despliega pura, inmaculada, en la sencillez, por ejemplo, de un pequeño... RAMO de MARgAritas". El hombre tras la mano que me las trajo es bien AMAdo y, a la voz de... "mami, ¡feliz día!", me acercó en un abrazo al núcleo en su pecho, allí de donde brotan las palabras como de un manantial virgen, cristalino, allí donde MORA el sentir auténtico. Claro que no son necesarios los discursos para expresar el afecto y, sin embargo, qué bien sienta, cada tanto, un "te quiero..." latiendo en lo labios que se abren al decir AMORoso de quien nos lo pronuncia.

Ahjj..., la generosidad, sospecho, tiene mucho que ver con las... MARgAritas.




Se sacia la negrura en tus áureos fulgores. 
Por un momento, 
la noche se ha despojado de su húmedo silencio 
y, a tu reparo, 
se ha quedado dormida, 
en tus brazos 
envuelta de encendidas transparencias...





Día nublado y tormentoso.
Chica caminando por la calle.
Dama caminando también por la calle, en sentido contrario a Chica.
Chica muestra una manifiesta minusvalía en una de sus piernas.
Dama advierte esa particularidad.
En un punto de ambos recorridos, Chica y Dama quedan enfrentadas.
Se detienen.
Se observan.

Ante la mirada de Dama, Chica le dice, luego de esbozar una mueca ostensiblemente irónica, "¿Qué, nunca viste una chica renga?"
Dama le responde, "Desde luego que la vi."
Chica embiste de nuevo, "¿Y, entonces, por qué me mirás? ¿Porque soy diferente?"
Dama responde una segunda vez, "Probablemente..."

Serena, toma un respiro y continúa hablándole... de este modo:

"¿Ves? -señalando su propia pierna-, vos y yo somos evidentemente diferentes. Tanto como lo son aquel anciano de bigote sentado en el banco de la esquina o esa nenita de piel oscura que va de la mano de su mami por la vereda de enfrente con respecto a cualquiera de nosotras dos. Así de diferentes somos. Distintos "envases", sin duda, pero todos conteniendo la misma Esencia y, a su vez, contenidos todos en Ella. Ser diferentes en las formas, linda, no nos hace mejores ni peores pues, en sí, no es algo bueno ni malo. Solo nos hace diversos, como diversos son los colores en la paleta de un pintor que, llegados al lienzo, se aúnan y funden en nuevos tonos y matices dando vida a la obra. ¿Qué te parece, muchacha? ¡¡¿No es una maravilla?!! Es un hecho que el modo mío de perfumar el camino de esta humanidad sería absolutamente incompleto y gris si faltara el aroma de tu andar, la simpatía de los bigotes del caballero o el resplandor moreno de la piel de la nena..."

Silencio.
Chica pensativa.
Dama sonriente.
Chica se le acerca y le da un beso en la mejilla.
Dama la rodea con sus brazos.
Aún, silencio.

Sol saliendo en el cielo...





Alas son que despliega el alma desde dentro elevándose en vuelo, invitándose a la aventura de una humanidad nueva, reciente, genuina, perpleja ante la magnitud inabarcable de sus propios dominios. Hay, más allá del entendimiento, la inmensidad de una Conciencia hecha Universo despertando a una perpetua alborada, anocheciendo eternamente en los confines insondables del imperturbable silencio. 

"... Bañada estoy en su luz..., rendida a su resplandor ..."