Protagonismo y competitividad.

"A diario", seguimos "inculcando" en las mentes de los niños y jóvenes estas pautas conductuales, apoyadas en los juicios de valores del "Reino del Ego". Sistemáticamente, desde que nacen, los formateamos, empujándolos hasta acorralarlos contra la cerca de una Sociedad sustentada en lo aparente, lo vano, lo superfluo, lo intrascendente; los conminamos a montar el histórico Caballo desbocado del Gran Paradigma Mundial que impera comandando desde la ignorancia de la Esencia, para emprender la frenética carrera que los conducirá inexorablemente hasta el pie del abismo de la propia insatisfacción personal, turbada, su conciencia, por la confusión que trae el sinsentido de una existencia que se percibe tortuosa y hueca.

Paradójicamente, ocurre, luego, que penalizamos en el escenario del mundo, el accionar impiadoso, obsesivo y, por eso, ciego de aquellos que se instalan como los "líderes del protagonismo despiadado y la competitividad brutal y devastadora". Tras esta falta absoluta de coherencia que evidenciamos en nuestras vidas, en nuestras creencias, en nuestros comportamientos, nada hay, entonces, de qué asombrarse cuando, del seno de tal engendro por nosotros mismos creado y alimentado, emerge el "Monstruo" tan temido encarnado a nuestra medida. Esta dolorosísima Enfermedad "autogenerada y padecida por la humanidad" se manifiesta con el sólo propósito de "guiarnos espontáneamente" a una impostergable "toma de consciencia". Recapacitar y dar un paso al acostado del "signado derrotero de la manada" es lo que hará posible el gestar un cambio sustancial "desde lo individual", porque es "una a una" que las gotas del Agua se reúnen para volver a ser Océano.

"Protagonismo y Competitividad" pueden convertirse en esa piel reseca y desvitalizada que mudemos si decidimos, finalmente, renacer a una Nueva Consciencia Amorosa a través de la Cooperación y la Unidad.